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Recibimos y Publicamos: Memorias del Hum
Sera porque estoy nostalgioso de mi pago, y en especial de nuestro rio EL HUM (negro), como lo llamaban los antiguos dueños de las tierras que hoy habitamos. ¡Cuánta belleza encierra para un isabelino ese caudal de agua, hoy manso, por estar controlado su caudal ! años atrás era rápido, correntoso, transparente, cantarino, arrullador, y libre. Escribe desde Buenos Aires - Argentina Omar Reino
¡Cuánta frescura! ¡cuántos tonos de verde, junto a la hermosa policromía de sus pájaros y flores, sus ceibos, sauces y espinillos! Recuerdo en los islotes, las ramas del sarandí blanco, moviéndose en la corriente como si fuera la pluma de una escriba, que toma una rápida descripción para su texto original. Lo conocí muchas veces, salido de madre, y también con muy poco agua , transite su lecho casi seco, debido a la necesidad y para la construcción de presas hidroeléctricas. En poco tiempo con el tesón de nuestra gente y la tecnología de la época, estuvieron terminadas las obras. Siendo estudiante de U.T.U, nos permitían hacer visitas de estudio, y conocíamos de cerca esta maravilla, dejándonos muy entusiasmados por los trabajos realizados, y moviendo nuestro espíritu de jóvenes que estábamos preparando para ingresar a las filas de la industria.
Pero no todo salió bien. El torrente de agua que cae del lago hacia el rio, por inercia, y hace mover las turbinas, lo hace con mucha fuerza por los caños o laberintos de cemento, debido a la diferencia de altura LAGO-RIO. ¿Por qué no salió bien? Porque nos olvidamos de la fauna ictícola migratoria, que antes poblada nuestro rio. El salmónido, comúnmente conocido por nosotros como “DORADO” o “TIGRE DE RIO”, no puede remontar esa diferencia de altura con agua torrentosa que cae hacia las aceradas paletas de las turbinas, las cuales pueden hacer pedazos su hermosa estructura dorada. Y ni hablar de las otras especies, más lentas, caso boga y surubí. Los jóvenes de mi pueblo, muchos hijos de mis amigos, de veinte y treinta años de edad, no conocen el hermoso surubí, tampoco el pati, desconocen la boga. Ya han desaparecido los cardúmenes de SABALOS y ni hablar del salmón de aletas caudal y ventral rojas, como la flor del ceibo, que yo de niño pescaba en las “punteras correntosas”. También desapareció el armado, con el que nuestros mayores hacían el famoso “CHUPIN”, en ollas de hierro fundido. La de tres patas, ¿te acordas?
Hoy solo queda el humilde bagre, en sus dos variedades, negro y amarillo, muy escaso. La tararira, mas escasa aun, porque esta activa solo durante el estío. Y el pejerrey solo en invierno. Las especies chicas se multiplican en gran abundancia, caso MOJARRAS y DIENTUDOS. He visto en las mañanas de estío, o al atardecer, la superficie del rio dar la impresión de aguas a punto de ebullición, por la gran cantidad de estos cardúmenes. La causa de su prolífica existencia es la falta de los peces cazadores. Estos eran su alimento preferido. Hoy ya no son aquel eslabón en la cadena alimentaria de los peces migratorios, solo una pequeña parte sirve de alimento de la garza blanca y mora, al Martin pescador, y al biguá. Los DIENTUDOS se comen toda la carnada de los espineles y son odiados por los pescadores.
¿Se acuerda tío? Si, usted, el de pelo blanco cuando el “NEGRO ANGUILA” , nuestro querido negro, el de piel azabache y alma simple y transparente, pescaba en la playa del sauce y vivía de ese trabajo. El pescaba para la comunidad, dejando a cambio de un módico precio, un exquisito alimento para las familias de nuestro pueblo. Noble su trabajo, noble s ganancia, que invertía en provistas y en su vino tinto “ravera” preferido, porque el decía no gustarle mucho el agua para beber... tenía su ranchada en las barrancas del arroyo sauce, casi en la boca del rio, allí donde estaba la cueva de la que se sacaba la tierra blanca, que vendían las mujeres y ancianos como pulidor natural para las ollas, calderos y cacharros de cocina. ¿Te acordas?
Yo lo veía por las mañanas subir el repechito del hospital con su “varejón”, lleno de bogas, paties y bagres en yunta, pregonando su fresca mercadería, recién sacada del rio, por entonces sin atajos aguas abajo. Me causa mucha pena ver los actuales pescadores de mi pago, porque veo truncas sus aspiraciones de sacar un buen pez y por no poder satisfacer su ego de buen pescador, diciendo en chanzas a sus amigos (y viejo, el que sabe, sabe). No olvidemos las buenísimas propiedades de la blanca carne de esos peces. Varias generaciones de nuestro solar se han visto favorecidos con esa equilibrada dieta alimentaria, regalo de la naturaleza, por medio de nuestro rio.
Señores constructores de represas, muy señores míos: esto no es una crítica ni un alegato en contra de sus obras, todos sabemos los beneficios que nos brindan, y les estamos agradecidos infinitamente, pero en otros lugares, incluso de nuestra América del sur, se han tomado recaudos para salvar esa fauna, que tiene por instinto remontar los ríos hasta sus nacientes, para desovar y así sus crías comienzan el nuevo ciclo natural de los peces migratorios. Estos hombres, ingenieros, arquitectos, técnicos, matemáticos, junto a la fuerza física de un “ENJAMBRE” de obreros, construyeron la presa pero también idearon canales adyacentes, por los cuales los peces pueden bajar o remontar el rio libremente, cumpliendo así su natural cometido, y sin llegar a desequilibrar la naturaleza en ese aspecto. Esta humilde predica grafica pretende ser un S.O.S para que las generaciones futuras de mi país lo tengan en cuenta, y en un tiempo no muy lejano le busquen solución definitiva. ¿Verdad querido tío, que te gustaría ver llegar corriendo a tu nieto?, para contarle, ¡abuelo! ¿Sabes?, Hay peces nuevos en el rio, unos brillan como el oro y son veloces como flechas, hay uno de boca muy grande y piel manchada, es enorme, casi tanto como yo y lo llaman SURUBI y el bigotudo PATI, junto a la plateada BOGA, andan por el rio, a la par del “RESAQUERO” SABALO. Entonces echando mano a tu recuerdo y sabiduría le dirás: no mi niño, ellos siempre anduvieron por aquí, solo que por un tiempo, la mano del hombre los detuvo, pero la misma mano, junto a la de dios, nos los han devuelto de nuevo.
Estos preciosos ejemplares de peces, no han perdido ni perderán jamás su instinto ancestral migratorio. Ellos nos están esperando aguas debajo de las represas. No son racionales, de hecho, pero si lo fueran, preguntarían: ¿Por qué? Si siempre llevamos en nuestro peregrinar por los ríos el sabio equilibrio de la naturaleza, amén de la belleza y el sustento para la vida de los habitantes de estas tierras, todo esto lo hacemos, en suma, para beneficio de su majestad el HOMBRE.
Contribuido y dedicado a todos los pasotorenses, a su concéntrica influencia cultural y popular, a la memoria del periodista Bentos Andrade; a mi querido maestro Mario Sánchez, a mi querida maestra MONTERO DE ARMUA, al maestro RENE ARBIZA y a mi barrio pueblo nuevo, y sus vecinos.
PD: Esta historia de vida está escrita y dedicada a nuestro pueblo isabelino y en especial a los jóvenes y a este diario que lo distribuirá incondicionalmente de mi parte.
TIGRE, BUENOS AIRES, ARGENTINA
OMAR REINO
2018