La poeta de Tacuarembó Circe Maia galardonada con el XX Premio de Poesía Federico García Lorca

La poeta uruguaya Circe Maia, de 91 años, recibió el XX Premio de Poesía Federico García Lorca, según anunció este jueves la alcaldesa de Granada, Marifrán Carazo, tras la reunión del jurado en el centro cultural que lleva el nombre del poeta de Fuente Vaqueros en el casco histórico de la capital granadina.

El fallo del jurado, que se ha anunciado este jueves a mediodía en la sede del espacio dedicado al poeta en la Plaza de Romanilla, reconoce a una autora que "ha convertido la poesía en un método de conocimiento de la realidad, que se basa en la experiencia diaria con un lenguaje transparente y exacto". Finalmente, la escritora, traductora, y profesora uruguaya se ha impuesto entre el total de 35 candidaturas que se habían presentado dentro del plazo abierto por el Ayuntamiento por parte de 75 entidades y academias de 15 países.

El jurado ha distinguido a una una autora "que se ha mantenido al margen de tendencias poéticas dominantes". Una poeta, "de una obra personal y de influencia en español", tal y como reconocen en el acta los encargados de dirimir el galardón. Un tribunal que este año ha estado compuesto por Amelina Correa, en representación del Departamento de Literatura de la Universidad de Granada; Enrique Ojeda, por la Casa de América; Mercedes Cebrián, de la Residencia de Estudiantes; Martín López-Vega, del Instituto Cervantes; Carlos Pardo, por la Fundación Federico García Lorca; y Diego Doncel, por el diario ABC.

 Trayectoria
La muerte de su madre, cuando Circe Maia contaba con tan solo 19 años, marcó una profunda huella en su poesía como quedaría reflejado en su primer libro de madurez, En el tiempo (1958). Tras cursar estudios de Filosofía, se dedicó a impartir esta materia en el Instituto de Formación Docente de Tucuarembó, donde se mudó en la juventud junto con su marido y sus dos hijas. Tras sufrir allí la represión de la dictadura de la cívico-militar en Uruguay, volvió a dejar de escribir por otra muerte, en este caso de su hijo cuando él contaba solo con 18 años. Sus publicaciones se retomaron de nuevo con Destrucciones (1987) y Un viaje a Salto (1987), dos libros escritos en prosa. En 1990 regresa a la poesía con Superficies, al que siguieron numerosos libros de poesía que luego se verían reunidos en la antología Circe Maia: obra poética.