DIENTES: UN ÓRGANO MÁS A CUIDAR

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Más de un tercio de los niños que cumplen 9 años tienen caries que no han sido atendidas por un dentista. Lo cual confirma que los problemas comienzan a una temprana edad. Es importante que el niño se cepille los dientes por lo menos durante dos minutos después de cada comida principal. Los padres deben estar presentes hasta que ellos aprendan cómo hacerlo solos y se les haga un hábito.  



 Desde la cuna

 El cuidado oral empieza desde que el niño es un bebé, porque así se le crea un hábito temprano. Hay que mantener las encías del bebé limpias. Los dientes son un órgano más del cuerpo que hay que cuidar. Cada vez que lo pasamos por alto, corremos el riesgo de enfermarnos.  Las caries se forman precisamente debido a la falta de higiene bucal, cuando no se aplica el cepillado adecuado (de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo) y el hilo dental. Las enfermedades dentales son una epidemia silenciosa mucho más extendida que el asma, en los niños. Y son cinco veces más problemáticas. La prevención está en manos de los padres. Una dentadura sana ofrece además de una linda sonrisa, la imagen de una persona sana. No podemos afirmar que somos saludables si nuestra dentadura no lo está.

 

CUIDANDO LOS DIENTES DE NUESTROS HIJOS

¿Le sigo dando biberón? 

Sin lugar a duda una pregunta cuya respuesta debe ser valorada detenidamente.

Es frecuente observar en la consulta odontopediátrica niños de dos y medio, tres y más años de edad que todavía toman biberón, observándose en algunos casos un deterioro de su dentición que puede ir de moderado a grave como observamos en la caries del lactante.

La caries de temprana infancia o caries del lactante se define como un proceso patológico importante, que por su condición progresiva acarrea diferentes daños en la salud y en la personalidad del individuo, demandando grandes inversiones en recursos económicos y la atención por personal especializado.

La caries del lactante, afecta a toda clase de grupos socioeconómicos, es sin duda un problema de condición cultural, debido a la ignorancia y falta de información de los padres, ya que esta práctica, se realiza para que el niño no llore, para que no moleste, se le da a la hora de su siesta, o para que se pueda dormir, aquí vale la pena mencionar que cuando el infante esta al cuidado de los abuelos es doblemente importante también informarle a ellos a cerca de los riesgos que en su salud dental tendrá el niño, debido a la ingesta de biberón prolongada más allá del tiempo aconsejable.

Por lo anterior es importante que los padres sepan que al dormirse el niño con el biberón la leche o líquido azucarado se acumula entre los dientes, el flujo salival disminuye y el despeje del líquido de la cavidad bucal es más lento, ocasionando que los microorganismos acidógenos ataquen el esmalte de los dientes iniciando así el proceso carioso.

Como medidas preventivas a este padecimiento podemos aconsejar:

-Pida información y orientación oportuna a su odontopediatra.

-No exceda el tiempo aconsejable para la ingesta de biberón que es de un año dos meses aproximadamente.

-Realice la primera valoración dental de su niño antes de los 12 meses de edad, cuando esta problemática no se ha desarrollado.

-Si tiene que dejarle el biberón para acostar o dormir a su niño, llénelo únicamente con agua.

-Nunca permita que se duerma con un biberón que contenga leche, jugo u otros líquidos azucarados.

-Limpie los dientes de su bebé con una tela o gasa, para que no queden restos de alimento en las superficies de sus dientes.

El tratamiento a este problema es:

Evitar al 100% la ingesta de biberón después del periodo aconsejable.

Rehabilitación de las piezas afectadas lo más pronto posible.

Como puede usted comprender, el seguir dando biberón a su niño después del tiempo aconsejable, puede predisponerlo a sufrir deterioro en su dentición, por lo tanto esté bien informado consultando oportunamente a su profesional odontólogo.

Protejamos y cuidemos los dientes de nuestros hijos a tiempo.

 

 

IMPLANTES DENTALES

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Un implante dental es un sustituto artificial de las raíces de los dientes naturales que se coloca en el hueso mandibular o maxilar a fin de crear una base sólida sobre la que se puedan realizar restauraciones de dientes individuales, prótesis parciales o totales, etc.. Los implantes dentarios son especialmente indicados para reemplazar dientes que no se renuevan, para establecer como apoyo a una dentadura completa más segura y confiable, para servir de sostén a un puente fijo eliminando el molesto uso de una dentadura removible y el desgaste de dientes vecinos, para el reemplazo de un solo diente, entre otros motivos. La finalidad de la prescripción de un implante dental es permitirle a la persona carente de uno o más dientes masticar, hablar y sonreír con normalidad.

No todos los casos permiten la implantación de piezas dentales artificiales. La experiencia clínica y las investigaciones demuestran que para recibir un implante dental es necesario

Que el hueso del maxilar esté sano y tenga el tamaño adecuado,

Que las encías no sufran ninguna inflamación o enfermedad periodontal,

Eliminar los factores irritantes (como el tabaco)

No sufrir enfermedades debilitantes y no controladas (diabetes, leucemia, etc.)

No estar embarazada.

No padecer desórdenes psiquiátricos o emocionales (depresión crónica, etc.)

No tomar medicamentos que alteren el metabolismo óseo (bifosfonatos, etc.)

Contar con la motivación necesaria para ajustarse al tratamiento,

Contar con óptima coordinación muscular para poder realizar la higiene bucodental.